viernes, 2 de julio de 2010

Se puede perdonar la infidelidad

Se puede perdonar la infidelidad?

RESPUESTA:
Que buena pregunta nos envías. Yo creo que no solamente se puede perdonar una infidelidad, es preciso hacerlo para poder sanar. Me explico. La infidelidad es un acto de agresión psicológico y emocional dirigido aquella persona a quien decimos amar y le juramos fidelidad y lealtad. A veces es planeado calculadamente para herir, claro pocas personas lo admiten, a la pareja. En otras ocasiones es un acto impulsivo y se lleva a cabo repentinamente antes de asimilar las consecuencia de dicha conducta. El primer ejemplo que expuse es como le llamamos hoy en día a una relación extra marital y el segundo ejemplo es lo que se considera una simple aventura. Lo cual realmente no importa puesto en los dos casos son actos de infidelidad y traición. En las dos situaciones se entrega el cuerpo y a veces el alma dependiendo de si el cónyuge cree estar enamorado o solamente lo hace para satisfacer una atracción sexual. El fin es el mismo, puesto que es una traición o un acto de agresión en contra de nuestro matrimonio y/o de nuestra pareja.

Después de ser descubierta la infidelidad existe una etapa de crisis en la relación. La persona traicionada o a la persona agraviada, al principio se rehusa a creer que es engañando y generalmente se dice a si mismo ¿no puede ser? y al no tener otra opción que tener que enfrentarlo, la persona se siente destrozada, traicionada, humillada, lastimada, deprimida, angustiada, burlada, y suele también sentir ira y un gran deseo de venganza, entres varios otros sentimientos encontrados. Cabe indicar que es bastante común que la persona agraviada se pregunte: ¿por qué me tuvo que pasar esto a mi ? ¿qué hice para merecer este engaño? Todos estos sentimientos son adecuados puesto que la persona traicionada experimenta una gran perdida al padecer un acto de infidelidad. El dolor y los demás sentimientos que surgen debido a la infidelidad son muy parecido a la crisis que nos enfrentamos debido a la muerte de un ser querido. Así mismo, ya que se vive una gran perdida, es lógico que también exista una etapa de duelo.

La etapa de duelo conlleva despedirse de lo que uno creía que era la relación, una relación pura, intachable y ajena a la traición, o en otras palabras, aceptar que ya no es una pareja perfecta como solía pensar la persona agraviada o como los demás los perciben. Se debe enfrentar y expresar lo sentimientos de ira como consecuencia de esta gran perdida. Como también es preciso que la persona agraviada enfrente sus sentimientos de culpabilidad y que le de total responsabilidad por la traición al agresor. Esto puede ser más fácil cuando la persona que comete el acto de infidelidad pide perdón y asume completa responsabilidad por la infidelidad y por el daño hecho a la relación.

Cuando el infiel pide perdón con el corazón, es preciso perdonarle; sin embargo, esto no quiere decir que su conducta es justificada, u olvidado, es sencillamente un acto de perdonar a alguien que nos ha hecho daño y esta arrepentido. Cabe indicar que esto no significa que el perdón se otorgara de inmediato ya que cada individuo necesita perdonar a su tiempo y cuando haya asimilado la seriedad de la traición y las consecuencias de dicha conducta. El perdonar tampoco significa que la persona agredida deba o quiera continuar con la relación; el poder superar la infidelidad y volver a confiar en la pareja es otro tema que abordare después.

Por otro lado, no cabe duda que existirán situaciones donde el cónyuge infiel nunca asumirá responsabilidad de su infidelidad o pedirá perdón sin de verdad sentirlo, o lo que es peor, culpara a la persona agredida por su comportamiento. Cuando existe esta dinámica, esta relación no tiene un buen futuro. Si la persona agredida decide quedarse en esta relación, es fácil deducir que el agresor seguirá con sus infidelidades hasta que la muerte los separe. Sin embargo, si la persona agredida decide abandonar la relación a consecuencia de una infidelidad, es cuando es aún más importante perdonar. Caber recalcar desde luego que pocas personas pueden o quieren hacerlo.
El no querer perdonar a quienes nos ofenden es cargar con un equipaje demasiado pesado y emocionalmente, psicológicamente y espiritualmente dañino. Queremos a todo costo aferrarnos a no perdonar porque sentimos que tenemos el control y el poder cuando en realidad otorgamos el control y el poder al agresor. Por ejemplo, los sentimientos de ira siguen latentes dentro de nosotros y dichos sentimientos nos siguen atando al agresor y nos seguirán atando hasta la muerte, si lo permitimos. Nos empecinamos a no perdonar porque eso significaría que somos débiles, que le quitaríamos valor al daño el cual fuimos víctimas y así mismo seguimos siendo sus víctimas. Le negamos el perdón para hacerlo según nosotros "sufrir"; cuando ellos muchas veces ya se han olvidado de nosotros y han comenzado una nueva vida. En nuestro corazón creemos hacerlos sufrir pero si somos honestos, los que sufrimos somos nosotros porque cargamos con esta carga demasiado pesada.
El perdonar al infiel no necesariamente se convierte en un acto para beneficiar al agresor, es un acto de bondad hacia tu persona y eres tu quien saldrá beneficiado. Esto no significa que debas tener el mínimo contacto con la persona que te hizo daño; la puedes perdonar con el pensamiento, prometiéndote no guardar rencor, y evitar llevar consigo cualquier sentimiento de ira y venganza, y así mismo no permitirle al agresor seguir atado a ti de ninguna forma. Claro que es fácil decir y difícil de hacer, pero si estas dispuesto a liberarte de los sentimientos negativos que te hacen tanto daño y quieres superar este acto de agresión, es preciso que perdones para poder sanar. Te deseo suerte.

Muy atentamente,
Dra. Ilusión

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